La alimentación y la mente como medicina.

La alimentación y la mente como medicina.


Por Magdalena Valdés

Cambiar tus pensamientos puede variar la forma en la que tu cerebro se comunica con el resto del cuerpo, y por ende, alterar la bioquímica del organismo. Aunque no puedes cambiar tu ADN, eres capaz de cambiar cómo se expresa tu ADN frente al mundo. Tu salud y felicidad dependen de ti.
Ser felices, resilientes, vivir conforme a nuestra verdad, querernos y aceptarnos, rodearnos de amor y sentido de conexión, nos mantiene sanos. Por la sencilla razón de que los pensamientos o emociones negativas hacia nosotros mismos o lo que nos rodea, desencadenan la respuesta al estrés, aumentan la concentración de cortisol y adrenalina y con el tiempo, la presencia de estas hormonas en el cuerpo puede traducirse en síntomas físicos, predisponiendo al cuerpo a enfermar. El entorno celular se va envenenando con hormonas del estrés, entonces el cuerpo tiene dificultad para repararse. Al contrario, cuando se promueve la relajación, liberada por pensamientos positivos, la concentración de hormonas del estrés cae, y se liberan las hormonas inductoras de la relajación y el cuerpo vuelve al equilibrio. Únicamente en este estado de descanso y mente calma, el cuerpo puede auto repararse.
Cuando nos enfrentamos a un escenario adverso, nuestros pensamientos traducen la experiencia en creencias. Si somos conscientes de esto, podemos convertir nuestros pensamientos negativos en otros de esperanza.
¿Y cómo hacemos para pensar positivo y estimular respuestas a la relajación? Primero, replantearnos la forma en la que percibimos lo que nos pasa, darnos cuenta de cómo reaccionamos y cómo actuamos día a día. Creer que puedes sanarte a ti mismo, encontrar apoyo adecuado, escuchar a tu cuerpo y tu intuición, dándonos tiempo para reflexionar y meditar, mantenernos activos. Soltar el apego a los resultados, ser compasivos con nosotros mismos, avanzar de a poco y premiarnos con frecuencia, ver posibilidades en la incertidumbre, saborear la vida, abrir el corazón, perdonar, perseguir tus sueños, reírte del miedo, experimentar placer, vivir con audacia y sin vergüenza. Comenzar el día repitiéndonos que nos amamos y amamos nuestra vida. Agradecer en voz alta por lo que somos y tenemos. Comer conscientemente y reír constantemente.
Todas las respuestas y soluciones las encontramos en nosotros mismos. La mente es creadora de nuestra realidad, no somos esclavos de un destino inmutable.




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