ALIMENTACIÓN CONSCIENTE


ALIMENTACIÓN CONSCIENTE

Por Camila Fernández

“¡Paren el mundo que me quiero bajar!” es una clásica frase de nuestra querida Mafalda y es muy cierta. Vivimos corriendo, estamos todo el día enfrentados a millones de estímulos que no nos permiten vivir el presente, disfrutar el aquí y el ahora y menos escuchar a nuestro cuerpo. ¿Qué podemos hacer para cambiar?

La técnica de alimentación consciente, o mindfulness, de a poco ha ido ganando un espacio en el mundo de las dietas que por años han dominado la escena, esas que millones de personas empezamos sagradamente todos los lunes y los martes por la tarde ya la rompimos. La alimentación consciente es una técnica que requiere mucha disciplina y práctica, porque tiene que ver con la percepción consciente de olores, texturas y sabores; es estar 100% conectado con nuestro cuerpo, mente y alimentación.

¿Recuerdas qué comiste ayer? si la respuesta es “no”, lo más seguro es que esta actividad sea un mero trámite para ti. Pero comer es igual de importante que dormir. ¿Te imaginas durmiendo parado? Sería terrible ¿o no? Para nuestro cuerpo también es terrible no realizar esta necesidad básica de manera adecuada. Además, como no estamos conscientes de lo que estamos haciendo, generalmente comemos el doble de lo que necesitamos. Por el contrario, al estar sentados, atentos a lo que estamos ingiriendo, la sensación de saciedad va a llegar a nuestro cerebro en el momento adecuado, de otra manera esta señal llega demasiado tarde.

Por mucho tiempo yo le di comida a mi hija frente a la tele o el celular, hasta que me di cuenta del daño que le estaba provocando. Me costó tanto, les juro que a veces sentía que perdía la batalla, la paciencia no me daba. Un día mi pequeña no abría la boca, ¿no quieres comer? Le pregunté y me gritó: "nooo". La respuesta tuvo que ser drástica: "ok, no comes". Una hora después, ella tenía tanta hambre que se comió todo, y sin pantalla al frente. Me costó asumir que no se iba a morir de hambre pero ¡lo logré!

Durante décadas los budistas han implementado la práctica de estar conscientes, viviendo el presente en todo orden de cosas, y los resultados son fascinantes. No por nada se les atribuye la felicidad extrema a los monjes. Si se logra implementar este estilo de vida en nuestros hogares, les aseguro que estaremos inculcando en nuestros niños un excelente hábito por siempre.

Comer es uno de los placeres más grandes de esta vida, entonces tómate tu tiempo, siéntate, estés donde estés. Apaga el teléfono y déjate llevar por la inmensidad de sabores, texturas y aromas que nos ofrece la vida. Toma consciencia de lo que tu cuerpo necesita para estar en equilibrio y agradece ese espacio.

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