REIKI, MI CAMINO DE REGRESO A CASA
REIKI, MI CAMINO DE REGRESO A CASA
Por Marcela Sidgman
Cuando fui por primera vez a Reiki, no sabía realmente a qué iba, pero sentía un vacío que me molestaba y no me dejaba avanzar como yo quería. El hecho propiamente tal que me acercaran unas manos, la verdad no me provocó mucho a nivel mental, me fui de la misma manera que llegué, recuerdo que pensé. Pero sí sentí múltiples sensaciones en mi cuerpo, casi imperceptibles, muy sutiles, que realmente no lograba descifrar. El cambio vino después.
Reiki es una herramienta de conexión con nuestro yo interior, con nuestra alma, con nuestra esencia. Es la puerta para una nueva visión, a conocernos y sentirnos, valorarnos y ver qué me pasa cuando hago tal cosa o tal otra, y así, es una manera de resignificar nuestra existencia, es un estilo de vida.
Es una pausa en el camino, para descansar y reflexionar, y desde nuestra seguridad, logramos tomar decisiones acertadas, que nos ayudarán a volver a respirar en nuestro cuerpo. Comprender que estamos vivos y el momento es hoy. Siempre es un buen día para volver a empezar, para tomar una decisión que nos haga feliz, para preocuparnos de nosotros mismos y mirarnos con amor.
Reiki es un camino, un proceso, un tiempo, un espacio, donde estás tú contigo y con el universo completo, te permite liberar mochilas pesadas, cargas ancestrales, relajarte, descansar, te ayuda a abrir tu consciencia a un nuevo despertar, que no es otra cosa que ver y agradecer lo que tenemos, irradiando gratitud. Comencé con esa primera imposición de manos, la que sin dudas marcó el inicio de mi camino, luego comprendí que es un sendero que recorreré toda la vida.
Comentarios
Publicar un comentario