MIS PADRES EN MÍ.

MIS PADRES EN MÍ. 

Por Marisol Abad. 

Este inicio de año fue desde ya extraño. A mediados de febrero llevaba 5 funerales. Algo me quería decir la existencia. 

Escuche con atención y corazón las sentidas palabras de sus familias. Las huellas dejadas, La siembra. Nada sobre sus logros profesionales o bienes adquiridos.

La muerte nos hace apreciar lo más trascendente de la vida… 

Todos estos procesos me hicieron entrar en profundas reflexiones. Vidas tan distintas. Siembras tan diversas… vivencias de vida y de amor.

Siempre hemos aprendido que venimos a APRENDER A AMAR… y eso me hacía pensar “¡pero eso lo sabemos!” Cada uno de nosotros ama como aprendió a amar y ama lo mejor que puede. 

El idioma como se manifiesta es lo que cambia. A veces nos cuesta amar en el idioma de otros y no entendemos el idioma de amor del otro hacia nosotros… ¡pero amamos!

Mis deducciones me llevaron a que en realidad venimos a APRENDER A RECIBIR AMOR… como está disponible para nosotros… es ESO lo que cuestionamos. Si recibí poco o mucho amor. Que no es el amor que quisiera. Amor-regalo envuelto en un papel que no nos gusta. 

Imagínate a ti entregando un paquete de amor a otro y que te diga...” mmmm... ¿no había en otro color? ¿no podría ser otra cosa?”. Eso hacemos a diario con el amor de quienes nos rodean y el amor hacia nosotros mismos y nuestra vida.

El amor siempre ha estado disponible como un gran regalo. Partiendo por el regalo de amor de vida que nos dan nuestros padres. ¡Que enorme y magnifico regalo!

Sin embargo, criticamos el papel en el que viene envuelta la vida, madre, el padre 

Entramos en un infinito peregrinar de terapias y talleres de búsqueda personal para aprender a amar nuestras raíces, nuestros padres y nuestra vida

Juzgamos y tratamos de entenderlos, justificarlos o adornarlos. No entendemos ni aceptamos sus discapacidades emocionales, espirituales. Nos ponemos en soberbia por sobre ellos. Pensamos que nosotros podríamos haberlo hecho mejor o diferente… ¡vaya ego!

Llegó un momento de mi vida en que sentí que eso ya no era necesario. No se cómo ni cuándo pasó, de alguna forma entendí de alma y corazón que siempre fui infinitamente amada.

Entendí así también que aceptar su amor era aceptar, en mí, todo lo que de ellos palpita en mí. 

Eso mi mente lo sabía, pero ahora LO SENTÍA EN MI. 

Ya no hay búsqueda de justificaciones del porque sí o porque no. Agradecí su vida en mi vida… eran perfectos para mí. Amor puro. En su idioma. Y que yo podía aprender varios idiomas de amor a partir de ahí.

Ese amor de mis padres era mi lengua nativa… mi latín…mi raíz…

Al darme cuenta que no había dolor ni juicio alguno solo GRATITUD me sentí plena, en paz, completa y una enorme emoción se apoderó de mí. Sin adornar a mis padres de verdad los sentí perfectos.

En ese proceso estaba cuando la existencia me entrega otra experiencia, un funeral más... y fue el de mi madre. 

¿Estaba preparada para ello? El Universo no comete errores, una vez más la certeza del oportuno trabajo guiándote a las experiencias profundas en consciencia del vivir humano. ¡Cómo me han llevado de la mano de aula en aula aprendiendo en consciencia! Todo me preparaba para este momento

Mientras la niña lloraba de miedo y tristeza por su madre ausente, una gran paz me invadía. 

Ya era su tiempo. Nos dio tanto que ya era tiempo para ella. Madre, hoy te siento completa y en paz. 

Y antes de irse me entrego su gran lección: ENTREGATE A LA EXISTENCIA… pacíficamente, silente… serena… confiada. Todo estará bien.

En serio les digo con gran certeza que el camino para ser felices es aprender a RECIBIR AMOR. Y el ejercicio primero es aceptar el amor de los padres. 

PAPÁ ... MAMÁ. Te digo perdóname por juzgarte tantas veces sin saber. Te amo y te doy las gracias por todo lo que de ti recibí… palpita en mi todo tu amor…las palabras no pueden describir tu siembra en mí. ¡Gracias! ¡gracias! ¡Gracias!

hoy Te digo SI y te llevo en mi corazón con gratitud y con amor. 

Estoy completa. Estoy en paz.

Gracias papá y mamá por enseñarme la vida y lo relevante que es aceptar el “amor sin peros”.

¡Gracias vida por estar consciente del enorme amor en el que estoy inmersa!